Félix W. Bernardino y 4

Era evidente el malestar de los norteamericanos con Trujillo, y hasta lo acusaron de injerencista en aquel país, tal como explicamos en la Página Retro del 19 de marzo de 2016, cuando el Congreso norteamericano acusó a Trujillo de tratar de impedir&#82

Era evidente el malestar de los norteamericanos con Trujillo, y hasta lo acusaron de injerencista en aquel país, tal como explicamos en la Página Retro del 19 de marzo de 2016, cuando el Congreso norteamericano acusó a Trujillo de tratar de impedir la confirmación como representantes de los congresistas Alvin Bentley, Charles Brownson y Charles Porter, por ser los causantes de que no se le diera el título militar a Ramfis en la Academia de Guerra de Fort Leavenworth. Específicamente, en el caso de Porter, por ser él el delegado de Oregon, estado natal de Gerald Murphy, y que estaba investigando su desaparición. El gobierno dominicano, por su parte, indicó que desde hacía tiempo los Estados Unidos habían estado interfiriendo en los asuntos nacionales, lanzando insultos contra personalidades oficiales dominicanas y haciendo falsas aseveraciones sobre la exacta naturaleza de las obligaciones internacionales existentes entre república Dominicana y Estados Unidos. Una de las “personalidades oficiales dominicanas” era justamente Bernardino, que había sido Cónsul en Nueva York y representante de República Dominicana en Naciones Unidas, quien se sindicaba como uno de los participantes en el secuestro de Galíndez y quien también se mencionaba como involucrado en la muerte de Andrés Requena en 1952.

Luego del secuestro de Galíndez, los miembros de la OEA querían que se sacara a Trujillo del poder.

Además, el embajador estadounidense designado en República Dominicana en 1957 era un miembro de la CIA, y desde su llegada, su desempeño fue del total desagrado de Trujillo y fue relevado de su cargo en 1960.

Félix Wenceslao Bernardino murió el 18 de agosto de 1982, en Texas. Fue traído a República Dominicana para su enterramiento, el que se efectuó el 25 de agosto de ese mismo año.

Con los párrafos siguientes damos por concluido el artículo suscrito por Bernardino, titulado “Por qué escupieron a Nixon”, que se publicó en El Caribe el 9 de julio de 1958.

“Ciudadanía Americana”

“La Ciudadanía americana no existe; fue propuesta por Simón Bolívar, por mediación de sus delegados al primer Congreso Internacional Americano, celebrado en Panamá, por iniciativa del mismo Bolívar, en el año 1826. Allí Bolívar propuso que se crease la ciudadanía americana. Es decir, que todos los ciudadanos de los países de América fuésemos ciudadanos americanos, y que por consiguiente, pudiéramos visitarnos mutuamente, dentro de América sin los obstáculos o vallas inmigratorias que regulan o limitan el derecho internacional de cada individuo, dentro de su continente. Los yanquis se opusieron, primeramente a este jalón de la democracia libertadora de Bolívar; y luego su delegación llegó a Panamá, cuando ya estaba para desanimarse el Congreso. Fue todo un sabotaje al primer Congreso Internacional Americano, y una negación del altruismo del Libertador, para atribuirse ellos solamente, la ciudadanía “amerrikana”, aunque ésta no pase de ser una ficción, como lo es.

“Y como son los poderosos, dictan el lenguaje usado en la Organización de Estados Americanos, y obligan a los intelectuales serviles a llamar a las Conferencias Internacionales Americanas, simplemente Conferencias Interamericanas. Las que conferencian son las naciones de América, por mediación de sus delegaciones o representaciones, y por eso las conferencias entre naciones se llaman Conferencias Internacionales, no Interamericanas, porque no hay Américas, sino América. Por consiguiente, no hay conferencias entre Américas, si no entre naciones de América. Y todo lo que es entre naciones, se llama Internacional. Y, asimismo, han obligado a sus vasallos a celebrar el 14 de abril, con el Día de las Américas, o Día Panamericano, mientas ellos, los gringos, allá en Yanquilandia celebran el 16 de mayo, como Día de “Amérrika”. Y todo significa discrimen, y en todas partes tratan de dividir.

“Parece ser ésa la razón por la cual han revolucionado la geografía del mundo, y en lugar de China, hoy tenemos “las Chinas”; y ya no existe Corea, sino “las Coreas”, así como también “Las Alemanias, “Las Américas”, y de la pequeña coincidencia que donde quiera que se trata de pisotear la geografía allí está el yanqui.

“Pero ya el mundo despertó de su letargo milenario, y por eso se están desmembrando los imperios calcomidos (sic), y sus miembros están cayendo al suelo hechos pedazos, y al vasallaje americano parece haberle llegado su fin, y son los estudiantes; la nueva generación, la misma que escupió y escarneció al yanqui en la persona de Mr. Nixon, la encargada de forzar el viraje de la política yanqui, obligándolos a ser más humanos, más honestos, más equitativos, y menos arrogantes en su trato, de toda índole, para con los demás pueblos y hombres de América.

“Y, indiscutiblemente, el yanqui tendrá que reformar sus aranceles, también tendrá que renunciar a su discriminación, y ponerle coto a los desafueros y desatinos de su prensa amarilla, y a sus insultos congresionales, y a su inconsecuencia con sus “hermanos de América”, como nos llaman cada vez que se avecina una conflagración mundial.

“Y no es que yo sea antiyanqui, pues no lo soy. Por lo demás, tengo en mi poder documentos inequívocos, con los cuales puedo demostrar que hasta me brindé para pelear como combatiente voluntario cuando los japoneses atacaron a “Pearl Harbor”, y, mi Generalísimo recomendó la declaración de Guerra, en 1941.

“Por lo demás, en mi larga peregrinación por los países de la Cuenca del Caribe, siempre cooperé con los servicios de inteligencia yanquis, suministrándoles, muchas veces, valiosas informaciones de actividades comunistas y de la Legión del Caribe, conseguidas y obtenidas a riesgo de que me decapitaran los agentes moscovitas. Y conviví con los yanquis durante más o menos doce años, y me gusta su país, y he educado mis tres hijos allá.

“Pero, por sobre todas las cosas, soy dominicano, y soy patriota, y por ende Trujillista, y Trujillista responsable; soy de aquellos que se enojan, cuando a mi Generalísimo se le causa enojo. Por eso me causa indignación que mercaderes de “Wall Street” ocupen los escaños del Congreso de los Estados Unidos, para zaherir intereses políticos de la República Dominicana, cuyo es el honor de haber aportado a la causa del americanismo, nada menos que a mi Generalísimo Trujillo, apóstol de esa cruzada, y mejor amigo de los yanquis y máximo protector de los intereses y los inversionistas de yanquilandia en los países americanos, al Sur del Río Bravo.

“Por eso aplaudo la actitud; aplaudo la postura llena de dignidad asumida por el Congreso Dominicano, y espero que hechos como éste, y como el de los salivazos a Nixon, marquen el inicio de una nueva política yanqui frente a los demás hombres y pueblos de América”.

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