La convención del PRM

La participación ciudadana en los procesos políticos se canaliza a través de los partidos y agrupaciones. A través de los mismos se trata de alcanzar las diferentes instancias mediante las cuales se deciden los asuntos nacionales y municipales.

La participación ciudadana en los procesos políticos se canaliza a través de los partidos y agrupaciones. A través de los mismos se trata de alcanzar las diferentes instancias mediante las cuales se deciden los asuntos nacionales y municipales. Siendo así, son esenciales para el sistema democrático. Por eso, la reforma constitucional de 2010 los reconoce como instrumentos de expresión de la ciudadanía para ejercer sus derechos.

La organización de los partidos es libre. Su mantenimiento y desarrollo son garantizados por el Estado. Con ese fin, se instituyó por ley el financiamiento público de sus operaciones.

Para que la democracia sea cierta se necesitan partidos que representan la diversidad de ideas y concepciones inspiradoras de la gestión pública.

Pero lamentablemente, el penoso desempeño de algunos políticos ha provocado que la gente los mire con resentimiento, porque no siempre cumplen con los ideales que predican y mucho menos los paradigmas que proponen a la sociedad. Más bien, se sirven de los mismos a conveniencia en descarada traición de esos postulados.

Pero en puridad, el partidismo es necesario para la adecuada marcha de la sociedad, y cuando a fuer de fracasos termina en la más baja estima de la ciudadanía, deviene la tiranía, sea por el predominio del partido único o la presencia opresora de un caudillo.

El Partido Revolucionario Moderno (PRM) organiza el proceso de elección y reafirmación de nuevas autoridades. Es un acontecimiento importante para la democracia que debe ser valorado por la sociedad.

Como expresión concreta de la oposición de estos días, su fortalecimiento es importante. Recae sobre sus dirigentes la responsabilidad de trabajar con la calidad necesaria para que la convención se efectúe en orden, con el debido respeto de los derechos de los electores y de todos los aspirantes a puestos electivos.

Esa convención es crucial para la vida de esa entidad y así deben entenderlo sus líderes. Conviene que pongan todos los esfuerzos para que se celebre de manera exitosa, y no dé lugar a rebatiñas posteriores, siempre destructivas.

La democracia necesita que el gobierno cumpla a cabalidad sus misiones y una oposición vigorosa que contribuya a establecer los frenos ante los excesos que suelen derivarse del ejercicio del poder.

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