No ha sido muy común en los últimos años ver a los temibles Guerreros de Golden State lucir como mortales al punto de que pueden perder una serie determinada.

Es verdad, fueron vencidos por LeBron James y los Cavaliers de Cleveland en el famoso regreso del 1-3, pero eran amplios favoritos en esa final de 2015-16.

En esa misma temporada llegaron a estar debajo 1-3 ante Oklahoma en las finales de Conferencia del Oeste, en la última contienda de Kevin Durant con el Thunder, y el sentir de que iban a la última fase de la campaña era abrumador. Siempre quedaba una duda con sus rivales. La misma se confirmó y derrotaron a OKC.

Ahora con los Rockets, es otra historia. Sin titubeos se puede afirmar que Houston puede eliminar al escuadrón de Steve Kerr.
No es solo el hecho de que la final de Conferencia del Oeste esté igualada a dos victorias por bando, es que la tropa de Mike D´Antoni ha salido respondona, no se amilanó tras ser humillada por 41 puntos en el tercer partido y salió por la puerta grande en el cuarto encuentro el martes.

Ese triunfo de los Rockets en el Oracle, la casa de Golden State, donde llevaban 16 triunfos en línea, ofrece muchas lecturas y la principal es que cuentan con el talento y, tan valioso o más, con la determinación para mandar a vacacionar al favorito para repetir la corona en la NBA, algo que de Golden State consumarlo lo colocaría en la compañía de lujo de las dinastías que han dejado su impronta en el mejor baloncesto del mundo.

Si ganar en una estación es difícil, repetir puede que requiera de un mayor esfuerzo. El dirigente Kerr libra una gran batalla interna: la de mantener el hambre de sus pupilos para obtener otro cetro.

Manejar egos y otros detalles intangibles en un determinado conglomerado es una tarea titánica, especialmente cuando eres el campeón. No siempre existe la motivación para continuar con el dominio, pero el resto de la competencia lo que quiere es destruirte.

O los Guerreros se salen de la peligrosa zona de comodidad que llega cuando triunfas bastante y el aura de invencible hace acto de presencia o Houston les hará pagar por ello. Y muy caro.

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