Los seguidores de la corriente leonelista últimamente lucen ansiosos y molestos en los medios de comunicación y hasta han expresado calificativos despectivos en contra de pensar siquiera en plantear la posibilidad de que el Presidente Danilo Medina gobierne por un tercer quatrenio cuando, paradójicamente, su líder aspira a gobernar el país por un cuarto periodo.

Con ese afán desmedido de volver al poder y el usual error de creerse que los lambiscones son de “Leonel la persona” y no de “Leonel el Presidente”, es la primera vez que noto a Fernández y a sus seguidores tan obnubilados que han perdido perspectiva y capacidad de un análisis pragmático del panorama. Nunca ha sido una práctica de Leonel, por ejemplo, forzar posiciones relativas a contiendas en las que tenga algún riesgo de perder, y sin embargo aún se resiste a ser flexible en las discusiones sobre el proyecto de ley de partidos. Y su afán y aspiraciones de ser el candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en las próximas elecciones tienen tanta fuerza que no ha notado que muchas de las encuestas importantes (las que no han sido contratadas por su propia gente), no lo favorecen.

No debe permitir Leonel Fernández que le suceda lo mismo que le ocurrió a Hipólito Mejía en las últimas primarias de su partido, que en lugar de renunciar y dar paso a Luis de forma elegante y consagrarse como un demócrata, dejó que le contasen los votos para una derrota que sin dudas afecta la imagen de cualquier candidato, pero aún más de un ex presidente.

Y es necesario recordar también que Fernández, en las encuestas en las que sale mejor parado, aparece con un 32 por ciento, que es 28 puntos menos que los que tenía en el 2011 Hipólito Mejía, quien tenía un 60 y un año después perdió las elecciones.

Por eso no entiendo qué ha pasado con este hombre y los que conforman su entorno, pues siempre pensé que eran más inteligentes y menos viscerales que otros políticos dominicanos. Sin embargo, están haciendo lo mismo que el PRD al que tanto criticaron justamente por esas formas, pues hay que recordar que en el 2011 el PRD tenía a Miguel Vargas como próximo presidente seguro del país y sin embargo impusieron al candidato que perdía, como de hecho perdió. Y al margen de las simpatías y antipatías personales, por el momento el candidato natural para que el PLD gane las elecciones del 2020 sigue siendo Danilo Medina, cuyas cifras de popularidad, a pesar del normal desgaste por el tiempo de gobierno, realmente no tienen precedentes en la región.

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