Sorprendieron las renuncias de la ministra de Salud y del director del Servicio Nacional de Salud (SNS) 

Las sorpresivas renuncias de los titulares de las dos instituciones que rigen el sistema de salud; el incremento de las muertes neonatales; el retraso en la terminación de más de una veintena de hospitales; la falsa alarma por difteria que expandió el pánico entre la población y la relativa armonía entre las autoridades sanitarias y los gremios profesionales son algunos de los hechos más relevantes que marcaron el año 2018 en materia de salud.

En el 2018 fueron escasas las huelgas en los hospitales públicos del país, luego que el Colegio Médico Dominicano (CMD) y las autoridades del sector salud arribaran a un acuerdo que puso fin a las tensas confrontaciones que se sucedieron durante el año pasado, tras la aplicación del 15% de aumento salarial a alrededor de 400 médicos que habían sido excluidos del incremento del 2016.

La junta directiva que encabeza el doctor Wilson Roa se ha desmarcado del estilo combativo de su antecesor, y a lo largo del año ha privilegiado el diálogo por encima de la crispación que caracterizó la gestión de Waldo Ariel Suero.

Renuncia del director del SNS
Pese a que las aguas volvieron a su nivel y las tensiones bajaron a su mínima expresión, a finales de febrero se produjo la sorpresiva renuncia del doctor Nelson Rodríguez Monegro de la dirección del Servicio Nacional de Salud (SNS), quien atribuyó su decisión al clientelismo, la politiquería, el tráfico de influencias y las presiones de gobernadores, síndicos, diputados y senadores que demandaban la colocación de sus seguidores en ‘nominillas’ en los hospitales.

El galeno, que también declinó al nombramiento como asesor del Poder Ejecutivo para el sistema hospitalario, dijo además, que su dimisión obedecía a la resistencia del personal de salud a cumplir con sus deberes y horarios, así como a indelicadezas, irregularidades y falta de transparencia en el manejo de los recursos.

En su lugar fue designado Chanel Rosa Chupany, quien hasta ese momento ocupaba la dirección ejecutiva del Seguro Nacional de Salud (Senasa) y quien mantuvo la fiesta en paz con el gremio médico hasta octubre pasado, cuando en un programa de televisión reveló que una paciente de una maternidad murió en medio de una cirugía cuando el médico actuante abandonó el procedimiento para irse atender sus consultas privadas.

En más de una oportunidad el funcionario ha reiterado que no cederá ante los chantajes del gremio médico y que habrá sanciones en los casos en que se compruebe incumplimiento de las guías y protocolos por parte del personal de salud, acorde a lo que establece el reglamento emitido por el Ministerio de Salud Pública a principios de año.

Falsa alarma por difteria
Otro hecho de gran impacto en materia de salud, fue la falsa alarma por difteria emitida por la muerte de un menor de nacionalidad haitiana, que sembró el pánico de los dominicanos que se volcaron en masa hacia los centros de vacunación procurando vacunarse contra la enfermedad, luego que las autoridades sanitarias emitieran en marzo una alerta epidemiológica que incluía la vigilancia de puertos, aeropuertos y pasos fronterizos.

Las largas filas y la escasez de los biológicos se prolongaron hasta el mes de abril, pese a que infectólogos advertían que no había necesidad de que la población adulta se vacunara, con excepción de los niños y recién nacidos, personal médico y residentes en la zona fronteriza, ya que no existía en el país ningún foco de la enfermedad.

Dos enfermedades que sí experimentaron un aumento considerable fueron la leptospirosis, que hasta la fecha, ha dejado 51 muertes, y la tosferina, con tres muertes y 121 casos.

La mortalidad infantil aumenta; Ministra de Salud Pública renuncia
El fallecimiento de ocho recién nacidos en una semana de abril en el hospital Regional Jaime Mota de Barahona fue otro de los hechos que conmocionó al país y puso al desnudo la elevada tasa de mortalidad neonatal, que según el más reciente boletín epidemiológico, ha cobrado la vida de 3,065 bebés, es decir, 302 muertes más que el año pasado.

Los hechos obligaron a la entonces ministra de Salud, Altagracia Guzmán Marcelino y al director del SNS a trasladarse hacia esa comunidad sureña y anunciar una serie de medidas para contener las muertes atribuidas a la ruptura prematura de membranas, la prematuridad y el bajo peso, así como a una baja aplicación de los protocolos neonatales, debilidades en el laboratorio clínico y falta de equipamiento parcial en las áreas de atención neonatal. No obstante, el CMD agregó que las muertes estuvieron relacionadas con la presencia de bacterias.

La funcionaria, nombrada en el cargo en el 2014, tras el escándalo provocado a raíz de la muerte de once recién nacidos en el Hospital Robert Reid Cabral, admitió ante comunicadores de esa localidad, las debilidades estructurales del servicio de salud del país desde hace más de 30 años y mostró su disposición de renunciar al cargo si se demostraba que ella era culpable de esas fallas. No pasó un mes de esa rueda de prensa, cuando la pediatra y ex presidenta del CMD, presentó su renuncia alegando que tenía más de 50 años trabajando en el Estado. Guzmán fue sustituida por el doctor Rafael Sánchez Cárdenas y nombrada asesora para el expediente integrado de salud.

Cierran el Padre Billini y se inunda el Moscoso
Con apenas tres meses de inaugurado, las torrenciales lluvias de una madrugada de julio provocaron la inundación de varias áreas del hospital Francisco Moscoso Puello y de la Maternidad de Los Mina, situación que según la Oficina Supervisora de Obras del Estado (OISOE), se debió a la acumulación de plásticos y hojas de árboles que obstruyeron las tuberías e impidieron la salida del agua de los techos. El ingeniero Francisco Pagán aseguró que no hubo vicios de construcción. Ese mismo mes se produjo el cierre del Hospital Padre Billini, a raíz del hundimiento parcial del piso de la capilla de ese centro hospitalario, situación que ha provocado que miles de pacientes se hayan visto forzados a cargar con sus dolencias hacia otros hospitales que se hallan desbordados de usuarios en busca de servicios de salud, como el propio Moscoso Puello. Este año tampoco fue posible la reinauguración y apertura de importantes hospitales como el Regional José María Cabral y Báez de Santiago; el Juan Pablo Pina de San Cristóbal, la Maternidad Nuestra Señora de La Altagracia y la Ciudad Sanitaria Luis Eduardo Aybar del Distrito Nacional, a pesar de que llevan más de cinco años en construcción y reconstrucción. La terminación de este último centro que lleva más del 90% de avance, ha sido cuestionado, luego de que mediante un adenda la OISOE duplicara su presupuesto en más de RD$6 mil millones, excediendo el tope de 25% establecido en la Ley de Compras y Contrataciones, lo que significa que el costo del moderno complejo hospitalario llegará a más de RD$12 mil millones. Según la OISOE, se han inaugurado 34 de los 56 hospitales intervenidos en 2013.

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