Organizar el tránsito vehicular es una tarea pendiente que demanda de mucho ingenio y decisión. Transitar por calles y avenidas del Gran Santo Domingo y de otras grandes ciudades como Santiago, es una odisea.

Los tapones ya no tienen hora ni lugares específicos para producirse. No hay hora pico ni zonas exclusivas para congestionamiento. En cualquier instante se forma un taponamiento que convierte en horas un recorrido que pudiera realizarse en minutos en situaciones normales. Además del creciente número de vehículos y la estrechez en muchos casos de calles y avenidas, está el factor relativo al comportamiento de conductores y hasta de transeúntes o peatones.

Es fácil comprobar la forma agresiva y temeraria de manejar de muchos conductores, casi siempre de los que manejan vehículos de transporte público, sean autobuses, carros o motocicletas. No es una conducta exclusiva de los choferes de carros públicos. También hay conductores de vehículos privados infractores de las normas. Se nota más la forma imprudente de los choferes públicos porque su presencia en las calles y avenidas es más numerosa.

Lo más preocupante es que las “imprudencias” que se observan con frecuencia en carreteras, avenidas y calles reflejan violaciones típicas de desconocimiento de las normas que debe asumir toda persona que conduzca un vehículo, sea de dos o múltiples ruedas. Si no es desconocimiento, entonces es algo peor porque es una violación consciente de la norma.

El Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) está desarrollando una necesaria campana de educación en los diferentes sectores que convergen en el transporte de pasajeros. Ha organizado encuentro con operadores de rutas y paradas de “moto choncho”. También con el núcleo de los “delivery” que se han convertido en uno de los sectores que más preocupación generan en el transporte, por la forma temeraria de conducir. Por lo general circulan con mucha prisa y toman dirección contraria con el fin de acortar distancia. Ya son un componente más del ejército de temerarios que circula por las vías públicas convirtiendo el tránsito en un verdadero caos, un desorden.

Junto a la labor educativa que lleva a cabo el Intrant se deben tomar medidas para hacer más fluido el flujo vehicular.
Señalizaciones, limitar la doble circulación en determinadas calles y prohibir el doble estacionamiento en determinadas vías pudieran ser algunas de las medidas a ser tomadas. Lo cierto es que algo hay que hacer.

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