Escritores como Pedro Mir, Freddy Gatón Arce, José Saramago y Elena Paniatowska han visitado la librería que por 50 años Uribe ha dirigidoPor más de 50 años, Virtudes Uribe ha promovido la literatura dominicana con exposiciones y ferias de libros, tanto en el país como en el extranjero, a través de la librería La Trinitaria.

Aunque comenzó vendiendo libros de escritores extranjeros, más tarde notó que algunas librerías le brindaban poco valor a la literatura local, así que empezó a vender únicamente libros de autores criollos, en un pequeño cuarto con una vitrina en la calle La Trinitaria casi esquina 30 de Marzo.

Aunque valora el avance tecnológico de los últimos tiempos, lamenta que en la mayoría de centros educativos inaugurados en esta gestión haya más laboratorio de informática que bibliotecas.

1. De la capital
Nací en la emblemática Ciudad Colonial del Distrito Nacional. Tuve una infancia muy tranquila, como la época. Nos enfocamos en estudiar, en estar en la casa. No había tantas diversiones como las hay ahora. Ocasionalmente íbamos a un cine, pero por lo general la educación era la prioridad. Estuve en el Colegio Luis Muñoz Rivera, y luego estudié Derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Decidí estudiar esa carrera porque el área jurídica siempre me gustó, sin embargo, y esto resulta irónico, después de haber terminado, nunca la ejercí”.

2. Comienzos de la Librería
Cuando estuve finalizando la universidad, me di cuenta de que el libro dominicano no tenía tanto apoyo por parte de las autoridades. Estaba carente de promoción. Además, antes había incursionado en el tema de la venta de libros solamente de autores extranjeros, pero cambié de rumbo. La cuestión es que era difícil económicamente traer libros de otros países, porque al final de cuentas representaba un gasto que no se recuperaba al final, no era rentable. Antes de eso sí, porque era una época en la que estaban los 12 años de Joaquín Balaguer, y como se tocaban temas de presos políticos y persecución, se vendían mucho, como pan caliente. Después de esa época cayeron, pero eso me motivó un poco más a vender libros solo de nuestro país. Parecía un riesgo, pero rindió sus frutos porque fue valorado en su justa medida. Ahora, lamentablemente, funciona entre más sombras que luces la venta de libros solo de autores criollos”.

3. Decide promover solo obras de RD
El interés por la venta de libros se materializó en la Librería La Trinitaria, que comenzó un 22 de noviembre hace 50 años, en un pequeño cuarto de la calle La Trinitaria casi esquina 30 de Marzo, de ahí viene su nombre. Luego nos mudamos a donde estamos actualmente, en la calle Arzobispo Nouel casi esquina calle José Reyes. Este espacio acogió a verdaderas figuras de la literatura universal, que en cada visita, reconocían los esfuerzos que hacíamos por promover la obra dominicana únicamente. Entre ellos estuvo Mario Vargas Llosa, José Saramago, Elena Paniatowska, por mencionar a algunos. También mis siempre amados escritores nacionales como Virgilio Díaz Grullón y Freddy Gatón Arce. Este último fue un verdadero protector, lo recuerdo con mucho cariño por el gran apoyo que siempre me brindó, en todas las iniciativas que emprendí. Estuvo pendiente de las exposiciones de libros en pueblos y universidades que hacíamos, se interesó por acompañarme y aconsejarme en cada cosa que creía pertinente”.

4. Primera exposición de libros
Mi prioridad era dotar de visibilidad a aquellos autores dominicanos que casi nadie conocía. La primera exposición que hicimos fue en la Casa Rodrigo de Bastidas, en la Ciudad Colonial, con el apoyo de la entonces directora de ese museo, Rosa María Vicioso, a quien le agradezco la alegría con la que acogió mi solicitud. Ese es uno de los recuerdos que más atesoro, como ejemplo de solidaridad y bondad. Cuando fui allá a preguntar sobre la disponibilidad de espacio para realizar la actividad, me dijo que contara con ella incondicionalmente. Así fue, puso a mi disposición los salones cada vez que los necesité. Esa primera exposición fue exitosa. Aunque no obtuve ventas ni malas ni buenas, me sentí satisfecha con la labor que había realizado”.

5. Promoción en el interior del país

Después de ese primer encuentro seguí expandiendo esas actividades a diferentes puntos del país, como Santiago, La Vega, Moca, y otras provincias. Fueron momentos muy agradables, habían muchos escritores e intelectuales apoyando la causa, lo que me llenaba de más motivación para poner todo de mí. Llegamos a hacer talleres y ferias en escuelas, y lugares que coordinabamos con el ayuntamiento de las localidades adonde íbamos. Tiempo después, me encaminé a crear un espacio para la edición de libros, y publiqué alrededor de cien obras de historia y literatura, de escritores nacionales y residentes en el exterior”.

6. Letras dominicanas en el exterior

Mientras promovía los libros en el país, fueron llegando otras oportunidades de mostrar en el extranjero lo que había hecho en República Dominicana. Lo hacía a través de ferias internacionales. Pude llegar hasta Costa Rica, Venezuela, Colombia, entre otros países. En una ocasión, en México, los libreros que participábamos en una feria teníamos que presentar nuestros proyectos. Al contar ante los presentes que me dedicaba única y exclusivamente a vender y promover de diferentes formas la literatura dominicana, se quedaron asombrados. No comprendía la razón y, sobre todo, cómo lo había logrado, porque de todos los países participantes no había una librería como La Trinitaria. Me enorgulleció mucho saber que dedicarme a promocionar de manera tan digna la literatura local comenzaba a valorarse en otra tierra. Eso me motivó a realizar otras exposiciones en el país y a creer más en lo que estaba haciendo”.

7. Tertulias reunía a varios escritores

Además de las actividades que realizábamos para promover el libro a través de exposiciones en universidades como el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), la UASD, la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PCMM), y la Universidad Iberoamericana (UNIBE), también realizábamos tertulias. La idea original de estos encuentros surgió de nuestro Poeta Nacional Pedro Mir. Hace diez años él comenzó, cuando notó que la gente que regularmente se reunía los sábados tenía ganas y capacidad para discutir sobre algunos temas sociales y culturales. Actualmente, aunque antes se llenaba este espacio, solo se reúnen menos de diez personas. Estas tertulias son una de las más tradicionales en la Ciudad Colonial, en la que autores e intelectuales libremente hacían críticas sobre diversos tópicos. Ahí el amor por la literatura nos reunía a todos la pasión por las letras nos mantuvo”.

8. Tristeza tras pérdida de hermana

Recientemente pasé por una de las circunstancias más difíciles. Mi hermana menor, Juany Uribe, falleció. Me acompañó a muchas de las actividades que tenía de la Librería y en otros ámbitos también fue nuestro pilar. Es muy duro porque fue la última en llegar, y la primera en irse. Ella fue columnista de varios medios de comunicación, además secretaria y comadre de José Francisco Peña Gómez”.

9. Muerte de Hamlet Hermann la marcó
Otro de los recuerdos más tristes que tengo es la muerte de Hamlet Hermann. Me causó un gran dolor, porque fue mi vecino hasta que murió. Incluso entre la familia de él y la mía había una entrañable amistad que se fortaleció año tras año. Desde el día de su muerte, cada vez que pasó por su casa me embarga una pena increíble, se me parte el alma porque había un vínculo de amistad, vecindad y familiaridad entre ambos muy fuerte. Era un ser humano único, lo admiraba mucho por todas las ideas que tenía y su forma de motivarme a mantenerme. Era un escritor excelente además, sin duda un digno ejemplo de que las letras dominicanas tienen calidad, que pueden trascender. Todavía hoy lo recuerdo, con mucha lastima claro, pero agradecida por todo lo que hico en la Librería, y por mí”.

10. Echa de menos a escritores
En estos más de cincuenta años promoviendo las obras nacionales, tuve el privilegio de tener sentados junto a mí a Premios Nobel, una autora Premio Cervantes y conocidos escritores dominicanos, lectores empedernidos y amantes de las tertulias. Entre miles de libros paso mis días encantada, pero a la vez recordando a los escritores que me acompañaron, cuyos ideales y motivación son tan necesarios hoy día, pero que ya no están”.

“Se debe promover más la lectura”
Para nadie es un secreto que el libro no está en su mejor momento. Las políticas públicas actuales no le están dando el valor ni la importancia que merecen. Vemos como se inauguran escuelas por todo el país, pero poca gente nota que esos centros educativos no cuentan usualmente con bibliotecas. Más bien tienen espacios digitales, con varias computadoras y otros equipos. Eso está bien, porque es lo nuevo, lo que está cambiando el mundo, pero la verdad es que no podemos dejar de lado la capacidad transformadora que tiene la literatura, especialmente la nuestra. Actualmente ni siquiera las universidades están comprando libros. El Gobierno debe implementar una política más agresiva para que se valore más la literatura. Por ejemplo, en esos próximos meses como febrero, agosto, noviembre, deberían hacer concursos y poner a los jóvenes a investigar, para que aprendan sobre la cultura. Es cierto que la tecnología ha venido para mejorar muchas cosas, pero también eso mismo que se utiliza para conectarnos no está alejando de nuestras raíces, o de las cosas que verdaderamente nos llenan el alma y el cerebro, nos llenan de conocimiento. La literatura dominicana necesita más empuje del librería La Trinitaria tan solo el expresidente Leonel Fernández, a quien estimo profundamente, ha venido y ha apoyado nuestra labor. Recuerdo que cuando se fundó esta librería, había otras 18 en toda la Ciudad Colonial. De todas estas, creo que quedan unas cinco. La situación económica ligada a las blandas políticas públicas nos afectó a todos. Se debe promover más la lectura, porque es una de las claves para ver el avance.

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