II
Introducción

He considerado oportuno repetir la introducción de la primea entrega:

a) Creí que podía entregar la homilía del Card. Gregorio Chávez, pronunciada el 5 de Enero 2019 en la Isabela, Puerta de América, con motivo del 525 de la Primera Misa en América, en una sola publicación. Pero veo que debo hacerla en dos entregas, si la quiero dar a conocer íntegra, sobre todo después de la revisión que le hizo para la versión definitiva, que es la que damos aquí.

b) Me parece oportuno destacar el acento que el Card. Rosa Chávez pone a lo largo de su predicación en la idea o tema de que “todo comenzó aquí”. Esta temática es muy valorada por San Juan Pablo II, a tal punto que en último término esta fue la razón que le motivó a venir tres veces a esta pequeña Isla, el lugar mas visitado por él, después de Méjico, al cual viajó cuatro veces. Lo oí decir también: “San Domingo, San Domingo, la primera tierra que visité, la primera tierra que besé”. Igualmente el Papa Benedicto XVI, decía: “Santo Domingo, allí empezó todo en América”.

Por eso consideré conveniente poner ese título “Todo comenzó aquí” a este texto, aunque literalmente lo inicié de la siguiente manera:

c) Una iglesia de discípulos misioneros
Homilía del cardenal Gregorio Rosa Chávez en La Isabela, diócesis de Puerto Plata, el 5 de enero de 2019.
Lecturas bíblicas: Is 60, 1-6.
Salmo 71
Ef 3, 2-3. 5-6
Mt 2, 1-12

Muy queridos hermanos y hermanas:

Les saludo con emoción en nombre del Santo Padre Francisco, quien en la carta en la que me nombra Enviado Extraordinario para esta magna conmemoración de los quinientos veinticinco años de la primera misa en el Nuevo Mundo, me dice: “Te pedimos que cuando presidas las celebraciones saludes en nuestro nombre, desde lo más profundo del corazón, a los asistentes, y les expreses nuestro sincero afecto”. Sí, mis queridos hermanos y hermanas, el Papa les lleva en su corazón de pastor universal de la Iglesia, un corazón latinoamericano.

A renglón seguido, el Santo Padre añade: “Te pedimos que exhortes a todos los creyentes, principalmente a los sagrados pastores, a que conserven siempre la fe católica, la proclamen con valentía y la hagan vida por medio del amor y las buenas costumbres”.

d) Los cinco puntos tratados en esta homilía llevan los títulos siguientes:

1. “Todo comenzó aquí”.

2. Pasado, presente, futuro.

3. “Levántate, brilla, Jerusalén, la gloria del Señor amanece sobre ti”.

4. “Y caminaran los pueblos a tu luz”.

5. “De la mano de María, Nuestra Señora de la Altagracia”.
En la entrega anterior tratamos los puntos 1 y 2. Ahora los tres restantes.

3. “Levántate, brilla, Jerusalén, la gloria del Señor amanece sobre ti”

He escuchado las palabras del profeta Isaías imaginando que con su mirada penetrante vislumbraba el Nuevo Mundo, ese mundo desconocido que el 12 de octubre de 1492 fue avistado por Rodrigo de Triana. Podemos afirmar con certeza que en esa pequeña isla llamada Guanahaní, cuya ubicación exacta se desconoce, y a la que Colón bautizó con el nombre de San Salvador, el Señor había puesto su mirada desde el origen de la creación. Y tenemos derecho a pensar que el descubridor plantó una cruz, mientras la tripulación rezaba una oración.

También un 12 de octubre, pero de 1984, el joven pontífice Juan Pablo II, inauguró en Santo Domingo, la novena de años como preparación del quinto centenario del inicio de la evangelización de estas tierras. El Papa Wojtyla dijo que realizaba este viaje “siguiendo la ruta que, al momento del descubrimiento del continente, trazaron los evangelizadores”.

El Papa Wojtyla volvió el 12 de octubre de 1984 para inaugurar la novena de años. Un año antes, después de visitar El Salvador, había pronunciado en Haití, delante de la asamblea del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), la consigna de la Nueva Evangelización, “nueva en su ardor, en sus métodos y en su expresión”.

La novena de años desembocó en la celebración de la Cuarta Conferencia General del episcopado latinoamericano y caribeño, en la capital de este país. Es bueno señalar que fue en esa asamblea episcopal del continente cuando, por iniciativa de Monseñor Francois Gayot, se incluyó explícitamente en la sigla CELAM a las naciones del Caribe.

4. “Y caminarán los pueblos a tu luz”

En este lugar brilló por vez primera la luz de Cristo en el nuevo mundo. El Papa Francisco nos invia a seguir el ejemplo de los magos:

“Necesitamos de esta luz que viene de lo alto para responder con coherencia a la vocación que hemos recibido. Anunciar el Evangelio de Cristo no es una opción entre otras posible. Para la Iglesia ser misionera no significa hacer proselitismo; para la Iglesia, ser misionera equivale a manifestar su propia naturaleza: dejarse iluminar por Dios y reflejar su luz. Este es su servicio, no hay otro camino. La misión es su vocación: hacer resplandecer la luz de Cristo es su servicio. Muchas personas esperan este compromiso misionero, porque necesitan a Cristo, necesitan conocer el rostro del Padre” (Homilía del 06.01.16).

¡Qué estimulante motivación para el envío que haremos al final de esta inolvidable Eucaristía, al realizar el lanzamiento de la segunda etapa del Plan Nacional de Pastoral, que abarcará los próximos diez años.

Para llevar adelante esta apasionante aventura, cuentan con una segura hoja de ruta: la exhortación apostólica La alegría del Evangelio. En este documento programático, el primer papa latinoamericano sueña con “una Iglesia pobre para los pobres”, que retoma de San Pablo VI “la alegría de evangelizar”, que nos impulsa a ser “una Iglesia en salida” que sabe ir a las periferias geográficas y existenciales para llevar allí la ternura de Dios. Por eso ha propuesto a toda la Iglesia la experiencia del discipulado. Francisco es un pastor que evangeliza con lo que es, con lo que hace y con lo que dice; es el papa que pide a los obispos “fomentar la comunión misionera en su Iglesia diocesana siguiendo el ideal de las primeras comunidades cristianas donde los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma (cf. Hch 4,32).”. Y a renglón seguido retoma su famosa imagen del pastor que va delante, en medio y detrás del rebaño:

“a veces estará delante para indicar el camino y cuidar la esperanza del pueblo; otras veces estará simplemente en medio de todos con su cercanía sencilla y misericordiosa; y, en ocasiones debe caminar detrás del pueblo para ayudar a los rezagados y, sobre todo, porque el rebaño mismo tiene su olfato para encontrar nuevos caminos” (EG 31).

Se trata de una comunión dinámica, abierta y misionera que implica entender la evangelización como un proceso que, como lo describe la exhortación postsinodal Iglesia en América, tiene como punto de partida imprescindible el encuentro con Jesucristo vivo, un encuentro que desencadena un proceso de “conversión, comunión y solidaridad”. Como sabemos, el Documento de Aparecida añadió dos elementos más a este proceso: el discipulado y la misión. El mensaje final de esta quinta conferencia general lo expresa en una forma muy estimulante: debemos ser, ante todo, “una Iglesia que se hace discípula”, para poder ser, con autenticidad, “una Iglesia que forma discípulos”. Si no intentamos esto, ningún plan pastoral tendrá el éxito que deseamos.

5. “De la mano de María, nuestra Señora de la Altagracia”
Quizá muchos no lo hemos notado, pero aquí se está realizando lo que nos cuentan los Hechos de los apóstoles, que estaban reunidos en el Cenáculo “con María, la Madre de Jesús”. Los obispos dominicanos la invocan en la conclusión de su carta pastoral colectiva sobre la Eucaristía:

“Que la Virgen Santísima, Nuestra Señora de la Altagracia, Madre del Salvador, cuyo pesebre donde está colocado el Niño Jesús, tiene forma de altar, donde se coloca cada día, en cada misa, el Cuerpo del Señor, les bendiga”.

Quisiera concluir evocando ese momento porque fue allí donde se celebró la primera Eucaristía de la historia. Escuchemos las bellas expresiones del Papa Francisco cuando estuvo allí, donde comenzó todo para la Iglesia:

“Aquí, donde Jesús consumó la Última Cena con los Apóstoles; donde, resucitado, se apareció en medio de ellos; donde el Espíritu Santo descendió abundantemente sobre María y los discípulos. Aquí nació la Iglesia, y nació en salida. Desde aquí salió, con el Pan partido entre las manos, las llagas de Jesús en los ojos, y el Espíritu de amor en el corazón. En el Cenáculo, Jesús resucitado, enviado por el Padre, comunicó su Espíritu a los Apóstoles y con esa fuerza los envió a renovar la faz de la tierra” (Homilía, 26.06.14). “Con la Eucaristía, fuente de comunión, impulsamos la misión”.

Conclusión

CERTIFICO que estoy publicando en dos entregas la Homilía íntegra del Cardenal Gregorio Rosa Chávez, pronunciada el 5 de enero 2019, en La Isabela, Puerta de América, con motivo del 525 Aniversario de la Primera Misa en el Continente Americano.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los veintidós (22) días del mes de enero del año del Señor dos mil diecinueve.

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