Primera Entrega

Introducción
Una vez mas la Carta Pastoral del 21 de Enero de los Obispos dominicanos trasciende ese momento y continúa en el tiempo. Ya pasó esa fecha. Pero sigue vigente. Por eso vemos conveniente poner de nuevo sobre el tapete su contenido.

Ahora vamos a traer la Primera Parte, que lleva por título “la situación actual de nuestros jóvenes”. Abarca los párrafos números 3 a 20 de dicha carta. Igualmente vamos a respetar esa numeración en nuestra entrega. Como se notará enseguida, obviamos la Introducción, recogida en los párrafos 1 y 2.

Esta Primera Parte tiene cinco grandes subtítulos, cada uno de ellos muy diciente, que vamos a ir numerando al trascribir la carta. Helos aquí los cinco:

1. Definamos lo que entendemos por juventud.
2. Los grandes valores de nuestra juventud
3. La violencia y la muerte de jóvenes.
4. Comunicación y cultura de los jóvenes.
5. Los jóvenes y la vocación.
En esta Primera Entrega daremos solamente los dos primeros subtemas.

Es útil que digamos que, después de la conclusión, colocaremos las fuentes de cada una de las citas dichas en el texto.

1. Definamos lo que entendemos por juventud

3. “Teniendo en cuenta el tema del Sínodo de los Obispos, consideramos a los jóvenes como aquel grupo de personas con edades comprendidas entre los 15 y 29 años, el cual constituye una cuarta parte de la población total del país1, es decir, que suman 2.8 millones de personas.

4. La juventud es una fase de la vida que cada generación reinterpreta de un modo único e irrepetible. “Es también una actitud ante la vida en una etapa no definitiva sino transitoria”.2 Quien es joven hoy vive la propia condición en un mundo diferente al de la generación de sus padres y educadores. Es una etapa de experiencias, variaciones, esperanzas y miedos que se alternan, a través de la cual se articulan e integran todas las emociones relacionadas con esa etapa. La juventud se caracteriza por ser un tiempo privilegiado en el cual la persona toma decisiones que determinan su identidad y el curso de su existencia, quiere “ser alguien” en la vida, “ser un aporte” para la sociedad y “dejar un legado” a las generaciones venideras.

5. La juventud es un conglomerado múltiple, no homogéneo; “en muchos aspectos es correcto afirmar que existe una pluralidad de mundos juveniles, no sólo uno”3; que están conformados por diferentes capas o subgrupos con estilos de vida, valores, necesidades, aspiraciones y expectativas diferenciadas, pero que, al mismo tiempo, comparten también aspiraciones comunes que les confieren identidad como grupo social.”

2. Los grandes valores de nuestra juventud dominicana

6. “Nos acercamos al mundo juvenil, tratando de descifrar algunas de sus características principales y relevantes, sin pretender abarcarlas todas y siempre con una visión pastoral. Sin duda, nuestros jóvenes son parte del mundo de hoy, marcado por la rapidez de los cambios y la incertidumbre que generan. Vivimos en una época que algunos pensadores han denominado como la “sociedad del riesgo”4 o de la “modernidad líquida”5; es decir, donde todo cambia, todo fluye, la sociedad no conserva su forma por mucho tiempo, si no que está constantemente dispuesta a cambiar, “donde se da una crisis del ambiente y crece el sufrimiento de los excluidos”6. Ese contexto puede ser una amenaza, pero también puede mirarse como una oportunidad.

7. A la luz del Evangelio entendemos a los jóvenes como protagonistas de su propio crecimiento. Los valoramos como artífices responsables en la construcción de una sociedad sostenible y espiritualmente sana, acompañados y estimulados por el testimonio y la experiencia de los mayores, a quienes exigen autenticidad, sencillez y coherencia. La juventud se caracteriza por su actitud de inconformismo que lo cuestiona todo,7 por su capacidad de creatividad con respuestas nuevas al mundo en cambio, el cual aspira a mejorar siempre como signo de esperanza. Su aspiración personal más fuerte y espontánea es la libertad.

8. Los jóvenes han ejercido un gran protagonismo a lo largo de la historia del pueblo dominicano. Nuestra República nació por las ideas e iniciativas de Juan Pablo Duarte y un grupo de jóvenes, los Trinitarios. Duarte, tenía 25 años de edad; Juan Isidro Pérez, 21; y Pedro Alejandro Pina había cumplido solo 18 años. El ansia de libertad y la lucha por la patria hicieron eco en los Restauradores, destacándose la joven figura de Gregorio Luperón, que se distinguió por su intrepidez, valentía y arrojo. En estos dos momentos de la historia dominicana, los jóvenes han jugado un papel determinante en la construcción de nuestra Nación.

El siglo XX se caracterizó por una generación de jóvenes marcados por los grandes ideales de la época, de cambios sociales, de libertad y democracia; esa fuerza juvenil era sensible ante la desigualdad social, la injusticia y la opresión. “Los jóvenes, por su frescor e idealismo característicos, tienen el empuje y el espíritu creativo para impulsar procesos participativos de cambio político y social a favor del bien”.8

9. Reconocemos el valor, heroísmo y sentimiento patriótico de muchos jóvenes que han contribuido con el sostenimiento y desarrollo de la democracia de nuestro pueblo. También valoramos el aporte de tantos jóvenes que se han destacado en las artes, el deporte, el ámbito empresarial y educativo convirtiéndose en líderes y referentes a nivel nacional e internacional. Es admirable el esfuerzo que hacen tantos jóvenes que en medio de las precariedades económicas viven dignamente, trabajando y estudiando, buscando superarse para alcanzar la meta que desean y ayudando de esta forma a sus familias. De igual forma, es esperanzador ver el espacio que han ido conquistando en nuestra sociedad los jóvenes emprendedores, empresarios y profesionales.9

10. Nos satisface la integración de jóvenes de capacidades especiales en las diferentes actividades sociales, culturales y deportivas. En la vida de muchos jóvenes, el dolor marca el cuerpo y también el alma de una manera impredecible e incomprensible, lo que puede, a veces, apagar su esperanza. Estos jóvenes especiales nos muestran con su fuerza de voluntad cómo superar los límites de la vida y en ellos descubrimos una gran belleza humana y un gran amor al valor de la vida. Reconocemos el aporte social y humanitario de muchas instituciones y organizaciones sin fines de lucro que dedican tiempo y recursos a la promoción y el acompañamiento de estos jóvenes, con la certeza de que todavía se puede hacer más por ellos.

11. Actualmente la población joven tiene mayor nivel educativo y está involucrada en procesos de aprendizajes pertinentes, con capacidades de innovación y manejo de las tecnologías de información y comunicación.10 Son cientos de miles los jóvenes que aspiran a ingresar en el mercado de trabajo laboral y a través de la obtención de un empleo e iniciar su proceso de integración en el mundo laboral; sin embargo, la tasa de desempleo se mantiene.11

12. La tasa de analfabetismo de los jóvenes con edades entre 15 y 24 años ha descendido de 5.3% en el año 2000, a 1.7% en el año 2016. Nos preocupa que, a pesar de los evidentes esfuerzos que las autoridades del Ministerio de Educación vienen desarrollando, la tasa neta de cobertura12 de la educación secundaria fue de un 69.9%13 en el año 2017, lo que significa que aún nos encontramos a una considerable distancia de la meta de universalización en este nivel educativo.

13. La actitud de soñar, desear y proyectar una vida digna en el caso de este grupo de la población dominicana se ve seriamente menguada, lo que puede llevarle a realizar actividades disfuncionales o ceder a la tentación de optar por la manera más rápida de obtener dinero y recursos que le proporcionan el tráfico de drogas, u otras actividades ilícitas y la prostitución. Muchos optan por la emigración a países desarrollados sin estar debidamente preparados para ciertos desafíos que exigen otras culturas.”

Conclusión

CERTIFICO que he citado textualmente el texto de la Carta Pastoral de los Obispos Dominicanos del 21 de Enero 2019 al tratar en esta entrega la definición y los grandes valores de la juventud.

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los treinta (30) días del mes de enero del año del Señor dos mil diecinueve. l
_________________________________________________
1 Cf. Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo. Sistema de Indicadores Sociales de la República Dominicana (SISDO M) 2016.

2 Cf. CELAM, III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Documento conclusivo. Puebla, 1979, n. 1167.

3 Documento Preparatorio (DP) de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento. Vocacional. Cap. I. 2017.

4 C f. Beck, U. La sociedad del riesgo. Hacia una nueva modernidad. Paidós. Barcelona. 1998.

5 Cf. Bauman, Z., Modernidad Líquida, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2002.

6 Cf. Francisco, Carta Encíclica Laudato Si´, sobre el cuidado de la casa común, 2016. N. 13.

7. Cf. Puebla (ob. Cit.) n. 1168.
8. Cf. L. Baldisseri, La condición del joven hoy, Librería Editrice, Roma, 2018, p.175.

9. Cf. Conferencia del Episcopado Dominicano, Mensaje 27 de febrero 2017:
“Adolescentes y jóvenes en la realidad dominicana”. Santo Domingo, n. 2 d.

10 C f. CEPAL. Hacia la inclusión social juvenil. Herramientas para el análisis y el diseño de políticas. Santiago. 2015.

11 Ver: SISDOM, ob.cit., (2016).

12 Este indicador mide la cantidad de jóvenes que, teniendo la edad teórica para asistir al nivel secundario, está matriculado en un liceo, colegio o programa de este nivel educativo.

13 Ver: Ministerio Nacional de Educación de la República Dominicana (MINERD): Avances Indicadores de Educación Secundaria. 2018.

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