La pobre Haití se cae a pedazos, en medio de disturbios violentos contra la administración del presidente Jovenel Moïse. El país más pobre de América, que no ha recibido ayuda internacional prometida desde el terremoto de enero de 2010, parece hundirse, después de progresos mínimos en estabilidad relativa. Todo eso pese a la sensibilidad de Estados Unidos ante el sufrimiento de los pueblos. No ha valido que el canciller haitiano viajara a Washington para presentar la situación al asesor de Seguridad Nacional John Bolton. Estados Unidos nada ha dicho, a no ser su preocupación por los norteamericanos residentes en ese país. Otros asuntos más importantes ocupan la atención del coloso del norte.

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