“Si no es bueno, útil y verdadero no lo digas”, es un principio de las filosofías orientales muy valioso como guía consciente del hablar. Nos conduce a evitar pronunciar palabras carentes de aquellas tres condiciones, que serán, valga decir, malas, inútiles, falsas. Es un mecanismo eficaz de dirección de la intención al hablar, para fomentar atmósferas humanas de verdad, amabilidad y mutuo respeto. Si somos individuos comprometidos con estos valores, nos preocupará genuinamente conferir esta calidad a nuestro hablar, a favor personal y social. Lamentablemente, demasiados están lejos de compartir esa visión, las redes sociales lo revelan fehacientemente. Se manifiestan como construidos para permanentemente soltar el comentario infructuoso, negativo. Ciegos espirituales incapaces de ver que el habla refleja el alma.

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