La última ocasión en que alguien firmó por una década fue en 2015. Desde 2017 el monto más alto ha sido 163 millones

Lo que una vez era tendencia, hoy día parece una ilusión, una aspiración distante para los jugadores de las Grandes Ligas que ya hablan de posible huelga dentro de dos años mientras los propietarios se aferran más a su plan de recortar el monto y la cantidad de años que invierten en ellos.

Los contratos por 10 años en las Mayores, que una vez abundaban, han ido desapareciendo. En 2012, entró en vigencia el del primera base Albert Pujols de 240 millones de dólares con Anaheim, luego en 2014 pasó lo mismo con Robinson Canó, intermedista, (240 millones por igual con Seattle) y Joey Votto, también primera base (225 millones con Cincinnati). Dos dominicanos y un canadiense. El último fue el del patrullero Giancarlo Stanton, iniciando en 2015, con los Marlins por 325 millones de dólares y 13 contiendas, el más rico de los pactos en los anales de la pelota profesional.

En 2016 comenzaron a correr firmas por más de 200 millones de dólares en las personas del antesalista e inicialista venezolano Miguel Cabrera (248 millones garantizados con Detroit), el serpentinero zurdo David Price (217 millones con Boston) y el lanzador derecho Zack Greinke (206 millones con Arizona), pero por ocho, siete y seis campañas, respectivamente.

La temporada del cambio

En 2017, el jardinero cubano Yoenis Céspedes fue el único en cruzar la barrera de los 100 millones de dólares al fichar con los Mets por 110 millones de dólares y cuatro contiendas. El relevista cubano Aroldis Chapman acordó por cinco estaciones y 86 millones de dólares.

El que más años recibió fue Lourdes Gurriel Jr., quien con 23 años aceptó uno de siete estaciones y 22 millones de dólares con Toronto, en uno de esos acuerdos muy favorables para el equipo porque asegura un talento en sus primeros años de arbitraje y agencia libre. La ventaja del jugador es que puede contar un buen dinero en caso de una eventualidad, ya que las lesiones son ley de vida en los deportes profesionales.

En 2018, cinco jugadores cruzaron la barrera de los 100 millones de dólares. El pacto más rico fue el del intermedista José Altuve, quien negoció con su equipo de Houston por siete temporadas y 163 millones de dólares.

El patrullero y designado J.D. Martínez y el primera base Eric Hosmer, lo mejor de la agencia libre en esa ocasión, engancharon en Boston y San Diego por 110 y 144 millones, respectivamente. Martínez por cinco años y Hosmer por ocho.

El serpentinero Yu Darvish (126 millones de dólares por seis años con los Cubs) y el jardinero Charlie Blackmon (108 millones de dólares por seis campañas con Colorado) completan el grupo.
Ya el actual mes de febrero cruzó de su punto medio y Bryce Harper y Manny Machado, la crema de la agencia libre para este 2019, siguen desempleados. Es la segunda ocasión seguida en la que las firmas de peloteros son tan frías como el mismo invierno que castiga muchas ciudades de los Estados Unidos.

Hace mucho se hacia la pregunta sobre quién sería el primer mortal de 400 millones de dólares. Habrá que ver si alguien vuelve a firmar por 300 millones de dólares. Los dueños se han dado cuenta de que no es necesario pagar por tantos millones y extender acuerdos por una década con agentes libres, cuando pueden asegurar el talento con pactos que son difíciles de rechazar por jóvenes que nunca han visto millones y que les son más beneficiosos.

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