El cotizado talento quería ser como su padre, quien aplicó mano dura para que se insertara de lleno en el béisbol

Eloy Jiménez agradece todas las pelas recibidas, desde aquellas por estar de travieso hasta las que le dieron por estar metido en una cancha de baloncesto, el deporte de sus amores que abandonó tras varios encuentros no deseados con lo primero que su padre tuviese a mano.

El mejor talento del sistema minoritario de los Medias Blancas de Chicago, el número tres a nivel general en el entendido de varias publicaciones de prestigio, quería ser como Kobe Bryant, el prolífico anotador de los Lakers.

Su padre, Luis Jiménez, tenía otros planes para su vástago, quien quería ser como su progenitor tras crecer viéndolo anotar muchos tiros de tres con Villa Francisca y San Carlos.

“Yo no quería saber de la pelota, para nada. Lo mío era el baloncesto”, dijo a elCaribe el joven de 22 años tras una jornada de entrenamiento con su equipo en Glendale, Arizona. “Yo llevé muchas pelas por eso, porque papi me decía que no me quería ver en una cancha y no fue fácil dejarlo”, agregó. No fueron una ni dos las ocasiones en las que Eloy escuchaba la advertencia de su padre “no te quiero ver en la cancha” y a la primera se escapaba. Hasta que un día recibió un castigo de quilates y decidió obedecer para siempre.

“Esa fue la última pela”, reveló el espigado atleta que para la ocasión contaba con 14 años. La relación con la pelota no comenzó bien. Contó Eloy que en el primer partido le llegó la retirada a su mente. “Al primer picheo fue un bolazo en la cabeza y solo pensé en no volver”, dijo. “Increíble como eso pasó y duré unos días sin pisar un terreno”.

Peligro en el barrio

Luis y la madre de Eloy, Adelaida Solano, también enfrentaban otros peligros: los vicios y la delincuencia en el sector de Villa Francisca.

“Muchos de mis compañeros de infancia están muertos, presos o metidos en eso (las drogas)”, señaló Eloy.

“Hoy día agradezco todas las pelas que me dieron, porque vi a muchos perderse. También me siento orgulloso porque se puede demostrar que no todo el que sale de un barrio es malo. También salimos buenos de los barrios”, indicó.

Jiménez vivió un tiempo en la Academia de Amaury Nina. “Me mandaron para allá para mantenerme fuera del barrio y me concentrara en mi pelota”, dijo el patrullero de voz pausada que refleja mucha educación y formación.

Sus padres le exigieron que terminara el bachillerato antes de firmar. “Entrenaba de lunes a viernes y los sábados me fajaba a estudiar y terminé, gracias a Dios. No era fácil. Mis padres iban a visitarme y me dieron todo el apoyo porque no querían que me perdiera”, dijo.

Jiménez firmó en 2013 con los Cachorros de Chicago por 2.8 millones de dólares. Los Cachorros lo cambiaron a los Medias Blancas en 2017 por el lanzador zurdo colombiano José Quintana.

Este miércoles se reportó que llegó a un acuerdo por 43 millones de dólares y seis temporadas con los Medias Blancas. Eloy aún no ha tirado una en las Mayores, pero su organización tiene una gran fe en su talento, el que una vez se paseó por el baloncesto hasta que varias pelas le hicieron cambiar de parecer.

Al parecer valió la pena.

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