El doctor Rodolfo Ortiz expresa que le duele ver que los programas de trasplantes no avanzan en los hospitales públicos

El doctor Rodolfo Ortiz ha hecho grandes aportes, a través de su especialidad de nefrología, ayudando a cientos de personas a tener mejor calidad de vida, tanto a través de la unidad de Diálisis que fundó y dirigió por 37 años en el Hospital José María Cabral y Báez, como en su consulta privada en la Clínica Corominas.

Además de dar a conocer la nefrología, desde el punto de vista preventivo y hacer los programas de diálisis, Ortiz ha contribuido en la formación de decenas de nefrólogos que están diseminados en diferentes puntos del país. Considera que la República Dominicana necesita practicar más la medicina preventiva que curativa, y se queja de que todavía no cuenta con programas adecuados de planificación para evitar que los pacientes lleguen a una insuficiencia renal avanzada.

1. Infancia
Vengo de una familia de seis miembros: mis padres y cuatro hermanos. Todos nos hicimos profesionales, gracias al apoyo de nuestros padres, que eran gente humilde, pero sabían que en el estudio estaba la salida. Nací en Santiago, pero me crié en Santo Domingo. A pesar de que antes había mucha exigencia, era de mucha estabilidad, definitivamente el asunto está en criar con valores, que la gente sepa el por qué de las cosas. Mi papá era exigente, pero sabíamos que su objetivo era que creciéramos y nos educaramos. Los países solo progresan con educación y salud, sabíamos que esa era la norma. Era una época de orden, de respeto, de controles, de valores…”.

2. Lección de vida
A la hora de salir de clases, a las cuatro de la tarde, se hacía una reflexión, queríamos que la hicieran rápido para podernos ir. Recuerdo que una vez, el director del colegio habló sobre las diferentes formas de robar, decía que robar, no solamente era abrir una gaveta y tomar un dinero ajeno, sino que, el no cumplir con su deber, también era robar. Decía que los papás pagaban las escuelas con mucho sacrificio, que nos teníamos que esforzar por estudiar, porque de lo contrario estábamos robándoles. Eso me impactó, me dije le estoy robando a mi papá y a mi mamá; cuando llegué a casa les pregunté, me dijeron que sino pasaba de curso, sino estudiaba les estaba robando. Son cosas rutinarias, pero tienen mucho valor”.

3. Ingreso a la UASD
Entré a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) en la época difícil, cuando un semestre duraba dos años, cuando en medio de los exámenes tiraban bombas lacrimógenas, era una época de convulsión, que tenía sus cosas negativas, pero también positivas, pero uno aprendía en la universidad lo que estaba pasando en el mundo, de las diferentes corrientes, qué era bueno y qué era malo, uno podía elegir, era una época de conocimiento, de libertades y de doctrinas nuevas”.

4. Pasantía
En 1976 me gradué de médico general, aunque en esa época se usaba trabajar en emergencias de clínicas privadas, nunca trabajé, solo estudiaba. Cuando terminé, quise probarme, entonces fui a hacer la pasantía a San José de las Matas. Fue de gran experiencia, porque ejercía medicina sólo, los médicos se iban los fines de semana, tenía que sacar los conocimientos y ponerlo en práctica. Recuerdo el primer fin de semana que me dejaron solo, el director se fue, me dijo que era el dueño del hospital, era un subcentro que estaba en un cerro, me dijo que cuando viera que de abajo venía un polvazo, era una emergencia que estaba llegando. Como a las cinco de la tarde de un domingo veo el polvazo, la enfermera me dice doctor prepárese que ahí viene la prueba suya, veo que traen a una muchacha en parihuela, entraron llorando y gritando doctor no la deje morir, me dije qué es lo que voy a hacer ahora, se me prendió el bombillito, dije bueno, tomar los signos vitales para ver qué pasa, estaban bien, entonces me digo, pero aplica lo que aprendiste, pregúntale la historia, me dijo que ella estaba en el jardín con el novio, disgustada, porque pelearon la noche anterior, entonces de repente convulsionó y perdió el conocimiento. Le veo la pupila, me siento más tranquilo; después una enfermera me dijo que le pusiera a oler amoníaco, que si es una crisis nerviosa, iba a despertar de una vez. Luego de darle a oler el amoniaco, se sentó de una vez, era una crisis conversiva. El que iba a convulsionar era yo, después que se fueron, entonces tomé aire, porque en la emergencia había más de 100 gente. Fue una forma empírica, algo hasta jocoso, pero dio resultado”.

5. Deber moral
Fui a México a hacer la especialidad. Antes de irme me casé, era una época difícil, pero estaba claro que quería hacerla. Hice parte de Medicina Interna y de Nefrología. Cuando terminé no pensaba venir al país, porque no había condiciones para ejercer la especialidad, necesitaba mucha tecnología, entonces fui a Estados Unidos a hacer los arreglos para trabajar como ayudante de hemodiálisis, con fines de hacer pasantía, pero mi esposa, que hizo Psicología allá, también, me dijo que nos fuéramos para Santo Domingo, pues había nacido la primera hija allá y teníamos cinco años que no veníamos. Vinimos por un mes para volver a irnos, pero en eso se inauguró el Cabral y Báez, un grupo de médicos con diferentes especialidades vinimos a Santiago a ver el hospital, no quería venir, porque tenía mis planes, pero tanto insistieron que viniera. Cuando vi el Cabral y Báez sentí que era un deber moral para mí, porque venía de la época de la revolución de la UASD, de los problemas políticos, los sentimientos patrios estaban enardecidos, y tenía los conceptos para ayudar al pueblo. Vi el hospital nuevo con modernidad, que no era lo que estábamos acostumbrados en Santo Domingo, dije esta es la oportunidad, pero no, me voy. Ahí vinimos también a la Clínica Corominas, en esa época habían unas ofertas especiales, el doctor Peralta era el decano de Medicina de PUCMM, nos dijo que todos teníamos cabida en la universidad, entonces me quedé, comenzamos a trabajar en el hospital, en la clínica y en la universidad”.

6. Establece programa
La insuficiencia renal crónica terminal es prevenible, es algo que se puede evitar, en medicina no nos hacemos médicos para curar, nos hacemos médicos para prevenir, pero como somos un país pobre, con dificultad para prevenir, lamentablemente todavía hoy estamos en la misma situación. Manejamos pacientes terminales, veíamos pacientes que llegaban con insuficiencia renal crónica terminal, si no habían programas de diálisis, de trasplante adecuado, como lo sacaba uno?. Era difícil, era la situación por la que tenía miedo venir para acá, pero cuando decidimos quedarnos, comenzamos con el programa de diálisis, comenzamos a entrenar personal, duré un año dializando solo, me daba pena ver la gente que se paraba en la puerta del área a ver, como si fuera una cosa nueva, cuando en México era una rutina. Estudié en el Hospital 20 de Noviembre, un hospital tan grande, que tenía una unidad con 70 máquinas de diálisis, los pacientes entraban a dializarse por un tiempo determinado para trasplante, porque la idea no era que se quedaran en diálisis, era que se pudieran trasplantar. Aquí hacen falta programas amplios y bien equilibrados, que todavía no lo tenemos. Recuerdo un caso de un joven de Navarrete, que su familia era agricultora, estaba muriendo, en etapa renal terminal con todas las complicaciones, lo llevaron para ver qué se podía hacer, cuando lo dializamos dos veces el muchacho se levantó, duro 8 años vivo, después de entrar al programa de diálisis, no lo pudimos trasplantar, porque las condiciones no estaban dadas”.

7. Pionero
En 1986 hicimos el primer trasplante de donante vivo, fue un paciente al que su hijo le donó el riñón. Traje el programa a Santiago, en el país había programa de diálisis, pero no de trasplante, había habido intentos de hacer trasplantes, pero no se había hecho un trasplante de donador vivo, que respondiera adecuadamente, que tuviera éxito. Ese paciente vivió 20 años después del trasplante. Lo veía como el deber cumplido, lo veía como lo que es: desarrollo, un egresado de la UASD, donde se permite estudiar con pocos recursos. Tuve la oportunidad de ir fuera y conseguir una beca, aprendí de un país subdesarrollado, pero más desarrollado que nosotros, con más capacidad, aprendí las técnicas del mundo moderno, la pude traer a este país, de ahí comenzamos los trasplantes, se hicieron ocho en el hospital, esporádicamente, no como un programa como tal, pero se estaban haciendo, pero las situaciones de dificultad que comenzaron a presentarse en el hospital, que aún están, son una de las cosas que nos preocupa, que todas estas cosas que se hicieron se vayan a perder”.

8. Docencia
En el hospital formamos un hogar docente en el área de la nefrología, o sea, la asistencia en el hospital con el ejemplo de trabajo, con la creación de los departamentos de prevención de hemodiálisis, diálisis peritoneal y trasplante con la disciplina académica que teníamos, nunca tuve que poner un castigo, ni guardias extras. Tratamos de formar el departamento y ahí está, hoy día sigue en manos de la gente que pudimos dejar en el hospital, nos duele que los programas de trasplante al nivel de hospitales no han podido seguir, están en el país a nivel privado”.

9. Caso reciente
Hace unos días vino por emergencia una mujer de 32 años con un dolor de cabeza, trabaja en la zona franca, casada, con tres hijos, tenía la presión alta, hay gente con la presión alta y la aguanta, eso es peor, si te da síntomas, vas temprano y te la detectan; la señora tenía muchos años de hipertensión con repercusión sistémica, tenía retinopatía, ojo con la retina dañada, corazón grande, riñones secos, hubo que llevarla de emergencia a dializarla. Recuerdo que decía que no estaba de diálisis, no era posible porque estaba caminando, salió del trabajo para acá, tenía seis de hemoglobina, estaba hinchada, le faltaba el aire, se fue adaptando a una situación de cronicidad poniendo en peligro su vida. Me llamó mucho la atención como la señora, a tan corta edad tenía sus tres hijos en bachillerato, porque se casó temprano. La metimos a diálisis, se está preparando para un trasplante, aunque tenía muchos años de hipertensión sin manejo, que le dañó a nivel sistémico, le está permitiendo seguir su vida a nivel de esposa, de madre, o sea que hay un ejemplo de la importancia de atención temprana, de la prevención”.

10. Valores familiares
Mi esposa falleció hace 10 años, duramos 37 casados, tengo tres hijos, la mayor es abogado, la segunda ingeniera y el menor médico, está haciendo una especialidad, están ejerciendo sus carreras. Tengo 7 nietos. Aparte de la experiencia personal, la moraleja es la disciplina, orden y educación, y sobre todo aquel mensaje que tuve en la escuela de que hay que cumplir con su deber, enseñarle a los hijos a que valoren lo que hacemos por ellos, no que me valoren a mí como persona, pero sí que sepan que lo que se está haciendo tiene un costo de trabajo, y que el único interés es que les vaya bien. Cuando uno logra que la familia entienda eso, ellos responden adecuadamente, reconocen el esfuerzo y se lo transmiten a sus hijos. Puedo dar testimonio de eso, gracias a Dios. A nivel familiar, mi esposa fue la mano derecha en lo que yo trabajaba intensamente. Tuvimos una vida organizada, hoy vemos los resultados de ese trabajo, que es lo que queremos lograr para la sociedad”.

La medicina pública debe actualizarse

La medicina dominicana tiene que dar el salto a nivel de la medicina moderna del mundo, se ha aprovechado mucho a nivel privado, pero allí se ejerce de acuerdo a los integrantes de esa directiva privada, no son hospitales públicos, donde va el fuerte de la población pobre, con patologías que no conocen, que no tienen la oportunidad de frenarla. Cuando vamos a los congresos, no hablamos de medicina privada, hablamos de medicina pública.

Nuestros hospitales tienen que cambiar, porque el desarrollo de los pueblos está ahí, lo que hemos hecho a nivel de hospitales, del Cabral y Báez y el Departamento de Nefrología no es de una sola persona, es de un equipo que formamos, que entendió que podemos dirigir, que hoy persiste en los hospitales con cierta deficiencia, acorde a lo que sabemos, pero cosas que se pueden tener claras es que están, que solamente con gerencia adecuada y con capacidad se puede lograr.

Advertencia
La nefrología no maneja pacientes terminales, es prevención, es diagnóstico temprano de enfermedades renales para enseñar el paciente cómo evitar que avance el mal”.

Hilo conductor
La preocupación que tenemos hoy día es que la familia sea el hilo principal de la sociedad, si no hay familia, entonces no hay sociedad”.

Prioridad
Siempre he dicho que no me interesa el éxito personal ni profesional, me interesa el éxito familiar”.

Llamado
República Dominicana necesita practicar más la medicina preventiva que curativa. Aquí, todavía no contamos con programas adecuados de planificación para evitar llegar a una insuficiencia renal avanzada.

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