Resulta interesante ver cómo ha evolucionado la comunicación, para irse ajustando a las demandas del público; aunque romper paradigmas resultaría riesgoso para algunos, por la tendencia a pensar que ¨siempre se ha hecho así y funciona.”
Ahora bien, es preciso tomar en cuenta que las audiencias han cambiado y se han convertido en más demandantes, lo cual implica la obligatoriedad de implementar algunas reformas.
Ver las cosas desde una óptica diferente y adaptar las acciones a tomar a los nuevos tiempos es beneficioso en doble vía: te acercas a la comunidad en el cumplido de responder lo que verdaderamente impacta a tu público y obtienes resultados de empatía satisfactorios.
Por mucho tiempo hemos utilizado las cinco W: ¿Qué?, ¿Cómo? ¿Cuándo?, ¿Dónde? y ¿Por qué? para dar respuesta al público, a través de mensajes bien estructurados. De todas esas interrogantes, el por qué hacemos las cosas es lo que genera engangement, conexión y mueve las emociones de nuestros stakeholders.
Tener el por qué claro nos ayudará a estructurar un buen contenido de mensajes, pues a las personas no les interesan nuestros productos o servicios perse (pues son solo puentes entre lo que quieren o les falta y lo que realmente necesitan sentir o experimentar) sino los beneficios que obtienen a través de estos.
El hecho de entender esta nueva estructuración de los mensajes a partir del por qué los emitimos, sin lugar a dudas impactaría a las audiencias de manera significativa, por lo cual hay que buscar ese punto de inflexión donde la curva cambie de manera positiva y favorable y provoque en los públicos un comportamiento diferente.
Es de suma importancia entender que con las audiencias hay que generar empatía a través de nuestras historias y que más que saber qué hacemos y como lo hacemos, tienen que entender que estas buscan saber por qué lo hacemos.
Siempre preguntarnos ¿por qué es este mi mensaje?, ¿por qué es este mi objetivo?, ¿por qué es este mi speaker?, etc., a fin de para poder agregar mayor valor a nuestro contenido.
De actuar así, tendremos un punto de partida para platearnos los objetivos claros y específicos que queremos lograr, lo que será posible a partir del por qué y del hecho de tenerlos presentes en la estructuración de los mensajes claves, pues evidentemente medimos resultados.
Por Paola Cabrera