Somos un país dependiente del turismo y que asalten o agredan turistas es mala noticia. Motiva lógica alarma y pone de nuevo sobre el tapete el problema de la seguridad ciudadana. Parecía que se trataba de eso en el caso de la turista norteamericana, quien, según narró, fue salvajemente atacada y golpeada en un hotel del Este por un desconocido. Pero resulta que no le quitaron pertenencias. Otra posibilidad era que fuera un ataque sexual, pero tampoco; no sufrió violación. El gran misterio es entonces: si no fue ni para robarle ni para violarla ¿Por qué fue? Un hecho criminológicamente sin sentido, por lo que se barajaba la posibilidad de que fuera el mismo marido. Caso extraño e inexplicable.

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