Hace dos años la Alcaldía del Distrito Nacional se propuso acondicionar algunas de las casas abandonas, pero no lo han podido lograr en su totalidad

Lo que en su momento de apogeo fue el más aristocrático vecindario del Gran Santo Domingo, hoy es tan solo un conjunto de infraestructuras de gran valor arquitectónico abandonadas entre construcciones modernas, que contrastan con el crecimiento vertical de la ciudad.

De aquellos grandes y pequeños ensanches, de lotificaciones de clase media y alta, que se superponían sobre cuatro o cinco dominantes ejes viales, queda muy poca cosa, advierte el arquitecto Eugenio Pérez Montás, quien señala que tras ese “supuesto desarrollo que ha tenido la ciudad, el sector de Gascue ha perdido más de lo que ha ganado”.

“Gascue, una ciudad jardín desarrollada por el urbanizador Pedro A. Lluberes a principio del siglo XX, ha perdido por muchísimas razones, pero especialmente por equivocaciones urbanísticas del Ayuntamiento del Distrito Nacional y del Gobierno”, dice Montás.
El también urbanista e historiador, subraya que “uno de los graves errores urbanísticos fue la construcción del Banco Central en donde está emplazado actualmente, porque fue una pica en Flandes en una urbanización residencial”.

Montás considera “inaceptable que la esencia arquitectónica del sector haya quedado abandonada, al igual que esa historia que representa como escenario de los primeros condominios y edificios de apartamentos con diseños únicos”.

En ese sentido, en su libro “La Ciudad del Ozama: 500 años de historia urbana”, Montás puntualiza que hacia 1958 apareció en la historia de la Ciudad Primada la Ley 50-38 sobre la propiedad de apartamentos, que regularizaba de hecho una situación de Gascue, y cuyas más novedosas manifestaciones fueron un edificio construido por los hermanos González en la calle Pasteur y el llamado Jaragüita en el Malecón.

De esa época, son también las estructuras de propiedad horizontal en la calle César Nicolás Pensón, diseño de J. A. Caro, y otras atribuciones a Virgilio Pérez Vernal, cita el libro.

Montás dice que la Alcaldía ha actuado con negligencia al aceptar la construcción de obras en ciertas áreas del sector. “Más que hacer un bien, la Alcaldía desde hace años ha limado hacia abajo la esencia urbanística de Gascue, porque permite la construcción de establecimientos y comercios sin un rigor exhaustivo en términos urbanos, para cuidar la memoria del sector”.

Hace dos años, el alcalde del Distrito Nacional, David Collado, anunció que enviaría notificaciones a los propietarios de las viviendas tradicionales que han sido abandonadas en el sector para que los inmuebles sean sometidos a un proceso de limpieza. Sin embargo, actualmente varias de esas casas lucen arrabalizadas, llenas de basura y sin protección.

Para el arquitecto e investigador Alex Martínez, “la situación con Gascue actualmente es que ha ido perdiendo mucho del patrimonio arquitectónico que le representaba antes”.
Martínez lamenta que muchas de las casas y edificaciones importantes en esa zona hayan sido demolidas para dar paso a edificios en altura, “algo que está vertiginosamente ocurriendo, por la presión inmobiliaria, porque lo que vale es el terreno y no el inmueble”.

Esta situación la califica como “un gran problema”, porque “hemos perdido valiosísimas edificaciones del siglo XX así como casas icónicas, esencialmente porque no existe una forma de preservar estas obras a través de una legislación, que proteja el inmueble pero también al mismo tiempo le dé ciertos incentivos fiscales a los dueños de las casa que quieren conservarlas”.

Martínez sugiere que esas edificaciones se transformen para darles nuevos usos, pero que esa intervención se efectúe de manera respetuosa. “Es una pena que muchas de esas obras hayan sido cambiadas o transformadas del concepto original. Es necesario que de forma respetuosa se modifiquen para darles los usos más adecuados”. Asimismo, considera que “es más un tema del Estado, que debe definir el espectro de edificaciones a preservar y cómo se van a preservar. Se necesita una estrategia porque realmente no está muy claro cuál es el futuro de todo el patrimonio arquitectónico y residencial dominicano que todavía se mantiene concentrado aquí”.

Igualmente, Montás considera que el Estado debe preocuparse más por preservar este centro histórico que es además escenario de importantes obras culturales y estatales, como el Palacio Nacional, el Palacio Nacional de Bellas, y la Plaza de la Cultura Juan Pablo Duarte.

Obras destacadas

Una de las casas emblemáticas del sector es la llamada “Casa de las raíces”, una pintoresca infraestructura que fue construida en la primera década del siglo XX por el ingeniero Zoilo Hermógenes García Peña, quien la usó como su residencia familiar. Fue bautizada con el nombre de Villa Hena, en honor a una de sus hijas, según reportes históricos. También están otras obras como la Casa del Colegio Cervantes, un palacete con más de 50 años de construcción. Asimismo, la Casa Vapor, construida por Henry Gazón en el 1936, y fue considera la obra más importante de este arquitecto.

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